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Writer's pictureJose Arnaldo Duran

Tras el umbral de mis temores…

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Obtenida de Enclave Social


Tomarse un periodo de tiempo para descansar y relajar nuestra mente y cuerpo es sin lugar a dudas imprescindible. Nuestro cuerpo al igual que nuestra mente necesita de tiempo de no hacer nada. Precisamente en esta semana leía un post que coloco Francisco Alcaide y que fue escrito por Pilar Jericó para el diario El País titulado; “¿Porque necesitamos hacer nada para encontrar soluciones a nuestros problemas?”

En el mismo, Pilar nos demuestra que cuando nuestra mente está en  modo de “no hacer nada”, es mucho más productiva en la generación de nuevos ideas. Así que para regresar con nuevos bríos y nuevas fuerzas nada como unas ricas y deliciosas vacaciones. Pero ya terminamos nuestro periodo de vacaciones, y hemos regresado para hacer lo que nos apasiona hacer, escribir para el disfrute y beneficio de todos.

Esta semana repasaba una poderosa conferencia ofrecida por Alex Rovira, escritor español y autor de varios libros (La Buena Suerte, La Última Palabra, La Brújula Interna, etc.), conferenciante y motivador. En la misma Alex habla sobre las capacidades del ser humano entre varios otros temas. Como parte de la conferencia el mencionó algo que en el principio me impacto, pero que luego comprendí y acepte que ciertamente tiene mucho sentido su planteamiento. De acuerdo a Rovira establecer de forma categórica que todos los seres humanos tenemos la capacidad de alcanzar todo lo que nos propongamos no es un planteamiento correcto.

Como les comparto, inicialmente me impacto porque soy alguien que cree fehacientemente en la capacidad del ser humano en alcanzar todo aquello que se proponga y este planteamiento me resulto totalmente antagónico a mis ideas. Pero cuando analice su explicación comprendí la verdad de su planteamiento. Porque si bien es cierto que todos tenemos la capacidad de alcanzar nuestras metas, esas metas tienen que ser reales, alcanzables y justas. Así que tomando este postulado como base hoy les quiero hablar sobre lo que usted y yo podemos alcanzar tras el umbral de todos nuestros temores.

Mi estimada y respetada amiga la Dra. Marieli Rios esta semana en su FB Live abordo de forma magistral el tema de los temores a la crítica y su efecto en nuestra capacidad de emprendimiento. Uno de sus tres concejos fue que la crítica no puede ser tomada de forma personal. Porque cuando recibimos criticas externas estas solo representan el punto de vista del espectador. Pero no implican un ataque personalista a nuestra gestión. En otras palabras la opinión de otros siempre es necesaria analizarla y evaluarla, pero no puede ser la base sobre la cual nosotros basemos nuestras propias decisiones.

“Tu mayor valor puede ser tu voluntad de persistir más que cualquier otra persona.” (Brian Tracy)

Como ustedes saben, yo soy de los que pienso que los conceptos filosóficos hay que aterrizarlos. No podemos dejar las ideas por allá arriba volando, necesitamos ejemplificar nuestras ideas y conceptos con historias de la vida real. Por tanto, para validar el concepto de que los seres humanos somos capaces de alcanzar cosas extraordinarias si atravesamos el umbral de nuestros miedos, voy a utilizar la maravillosa historia de dos hombres que me han inspirado a tomar la decisión de enfocarme en mis sueños y no detenerme hasta llegar a la meta que me he impuesto. Hoy quiero hablar sobre las vidas de “Rick y Dick Hoyt”, ese maravilloso equipo de padre e hijo que desde 1981 hasta 2015 estuvieron corriendo juntos la Maratón de Boston. Lamentablemente este año por primera vez en 40 años Rick no pudo correr la maratón debido a que se recuperaba de una neumonía.

Pasar el umbral de nuestros temores es ir en ocasiones contra toda predicción médica, contra todo diagnóstico y contra toda prueba científica. Para aquellos que no conocen sobre la vida de Dick y Rick Hoyt, les comparto algunos detalles sobre ella. Rick nació en 1962 en Holanda, Massachusetts en los EE.UU, hijo de Dick y Judy Hoyt. Como resultado de la falta de oxígeno en el cerebro de Rick en el momento de su nacimiento por estrangulación del cordón umbilical, este fue diagnosticado de tetraplejia con parálisis cerebral espástica. Las pruebas indicaban que su cerebro no puede enviar los mensajes correctos a sus músculos. Se le aconsejó a Dick y a Judy institucionalizar a Rick, ya que no había posibilidades de una recuperación y había pocas esperanzas de que Rick viviera una vida «normal».

“En tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido en la vida: sigue hacia delante.” (Robert Frost)

Pero aquellos que son padres sabrán de lo que están hechos nuestros padres y todo de lo que son capaces por lograr la seguridad y la felicidad de un hijo. Así que los Hoyt no se amilanaron ante tales diagnósticos y resultados médicos. Sus padres intentaron cientos de formas para apoyar a su hijo en su desarrollo, Dick y Judy no lograron una coordinación entre ellos y finalmente se separan. Pero su padre Dick continúo con su proyecto de vida e invento de todo para apoyar a su hijo a lograr que este en algún momento pudiera desarrollar algún tipo de comunicación.

Dentro de sus varios proyectos con solo $5,000 en 1972 Dick y un grupo de ingenieros expertos de la Universidad de Tufts, construyeron una computadora interactiva para Rick. Este equipo consistía en un cursor que se utilizaba para resaltar cada letra del alfabeto. Una vez que la letra que quería Rick, esta se resaltaba, y podía seleccionarla con un simple toque con la cabeza contra una pieza atada a su silla de ruedas. Cuando trajeron la computadora por primera vez a casa, Rick sorprendió a todos con sus primeras palabras. En vez de decir, «Hola, mamá», u «Hola, papá», las primeras palabras que “dijo” Rick fueron: «¡Arriba, Bruins!». Los Bruins Boston estaban en las finales de la Copa Stanley durante esa temporada. Estaba claro que desde ese momento Rick amó los deportes y vio el juego como cualquier otra persona.

La historia deportiva del equipo Hoyt comenzó cuando Rick le preguntó a su padre si podían participar en una carrera para beneficiar a un jugador de lacrosse en su escuela que se había quedado paralizado. Rick realmente quería demostrarle que la vida continuaba sin importar su discapacidad. Y es que de eso se trata la vida, de dar por gracia lo que por gracia hemos recibido. Rick había descubierta que su propósito de vida sería el de apoyar todas las causas que como la de él representaban una limitación. Limitación que podía ser superada tras el umbral de sus temores. Porque para triunfar en la vida el principal elemento que necesitamos es persistencia.

La petición de Rick a su padre solo representaba un pequeño problema, Dick no era un corredor y en aquel momento ya tenía 36 años. Y aquí es donde surge la segunda evidencia de que somos más que vencedores cuando tomamos el control de nuestras vidas y establecemos un compromiso en primer lugar con nosotros y en segundo lugar de forma colectiva. Dick no era un simple padre, él era un gran padre y lo había demostrado mucho antes. Los grandes padres, siempre están dispuestos y disponibles para hacer cualquier  sacrificio que sea necesario por un hijo. Los padres que son realmente grandes renuncian a su tiempo,  a su dinero, y a toda su energía física en aras de darles a sus hijos una mejor vida, o una vida maravillosa. Para Dick independientemente de que él no hubiese sido un corredor, la petición de su hijo era toda la motivación que necesitaba. Así que Dick estuvo de acuerdo y empujó la silla de ruedas de su hijo durante las primeras cinco millas de la carrera.

“El único límite a tu impacto es tu imaginación y compromiso.” (Tony Robbins)

Y justo al finalizar aquella primera carrera Rick y Dick Hoyt se colocaron realmente tras el umbral de todos sus temores. De forma espontánea Rick le dijo: «Papá, cuando corro, siento que no estoy discapacitado.» Solo de imaginar aquella escena siento una profunda emoción. Así que después de aquella carrera inicial de cinco millas, Dick empezó a correr todos los días con una bolsa de cemento en la silla de ruedas, mientras que Rick estaba en la escuela o estudiando, sin poder entrenar con él. Con el paso del tiempo Dick pudo mejorar su condición física, e incluso con empujar a su hijo pudo obtener un registro personal de una carrera de 5km en 17 minutos. Dick inmediatamente sacrificó su tiempo y energía, dándole desinteresadamente esa sensación de tener un cuerpo capacitado a su hijo. Durante las próximas tres décadas y media, este poderoso equipo alcanzó y superó no solo sus propios objetivos, sino también las expectativas de los demás de que un padre lleve, remolque y empuje a su hijo adulto en una silla de ruedas.

Pero ese proceso no se circunscribió exclusivamente a correr juntos. Un día Dick se sentó frente a la silla de ruedas de hijo y le dijo yo quiero que hagamos un compromiso entre ambos. Cuando corremos tú sientes que no tienes ningún tipo de discapacidad y yo siento que tengo más fuerzas para acompañarte en el duro camino de la vida. Nuestro compromiso será el siguiente; “yo seré tus brazos y tus piernas para que corras libremente sin ningún tipo de discapacidad y tú te convertirás en mi más profundo aliento de vida para correr en cualquier maratón deportivo y seguir corriendo en la gran maratón de la vida.”

Pero aquel compromiso fue más allá del nivel deportivo y sentimental. Dick le pidió a su hijo que con la misma fuerza, dedicación y entereza que ellos trabajan para cada carrera, el necesitaba que Rick lo hiciera con su preparación académica. Y así se comprometió Rick logrando que a la edad de 13 años, Rick fue finalmente admitido en la escuela pública.

Después de la secundaria, Rick asistió a la Universidad de Boston y, en 1993, se graduó con una licenciatura en Educación Especial. A eso le siguió, unas semanas después, el ingreso a otra maratón en Boston. “El día de la maratón de Boston, en el camino había gente con letreros que decían: !!!Felicidades por tu graduación!!!”

Por su parte cuando alguien aborda a Dick para preguntarle sobre sus carreras el simplemente les contesta; “Corremos por las personas que piensan que no se puede correr.»

Sabes mi buen amigo que me lees, no sé qué hoy pueda representar para ti el mayor obstáculo para moverte y alcanzar la meta. Sin lugar a dudas y como plantea Alex Rovira todos no somos capaces de alcanzarlo todo, pero todos somos capaces de alcanzar algo en la vida. La vida no se trata de ir por ella compitiendo con todos por quien logra más que quien. Esa es una actitud que solo revela inmadurez, envidia y falta de enfoque. La vida se trata de sobrepasar de forma individual el umbral de todos nuestros temores.

“La mente es el límite. Mientras la mente pueda imaginar el hecho de que puedes hacer algo, puedes hacerlo siempre y cuando realmente lo creas al 100 por ciento.” (Arnold Schwarzenegger)

Nuestras más grandes limitaciones solo existen en nuestra mente. Y como hemos dicho en reiteradas ocasiones; “no podemos evitar que los pájaros revoloteen sobre nuestras cabezas, lo que si podemos evitar es que aniden en ellas.” No se trata de no tener miedo, el miedo puede llegar a convertirse en ciertas y determinadas circunstancias en nuestro mayor aliado. En ocasiones haciéndonos huir de situaciones que podrían poner nuestra vida en peligro. Pero ese mismo miedo que nos mueve nos podría paralizar.

La vida de los Hoyt nos provee evidencia clara de todo lo que podemos alcanzar cuando quitamos nuestra mirada de aquello que pueda ser o que parezca ser una limitación. Y cuando sintamos que no podríamos hacerlo solos, entonces levantemos nuestra voz y pidamos ayuda a quien tengamos cerca. Pedir ayuda no nos  hace débiles, por el contrario nos fortalece. Dicen que en la unidad esta la fuerza y este dicho ha quedado demostrado en la historia que les acabo de compartir.

“Los ganadores nunca se rinden y los perdedores nunca ganan.” (Vince Lombardi)

Aprendamos a ser los brazos y las piernas de aquellos que sienten que no tienen, seamos la inspiración para aquellos que piensan que no se puede. Levantémonos de nuestros asientos acojinados y  salgamos a correr la gran maratón de nuestras vidas. De eso se trata de la vida, de demostrar que somos gente empática, que estamos dispuestos y disponibles a correr la milla extra con tal de apoyar a otros a mejorar sus vidas. La vida no se trata de sentir el dolor del otro, sino de hacer lo que sea necesario hacer para aliviar su dolor y hacer más liviana su carga.

Rick es una fiel evidencia de que cuando se quiere se puede, la vida de estos dos hombres me ha demostrado personalmente que nada me detendrá de alcanzar mis sueños. Algunos quizás podrían pensar y/o decir; “este para que sigue estudiando tanto si ya es un viejo, o para que seguir acumulando conocimiento si ya está próximo por atravesar el umbral de su vida.”  Pero saben que, lejos pero muy lejos están los que piensen que nuestra edad cronológica será quien determine si continuamos tras de un mayor desarrollo personal y profesional o desistimos. Yo vivo en el crono, pero trabajo en el chairo, para mí el tiempo es solo una medida. La realización de mis sueños y mis metas no están ni estarán nunca determinadas por mi edad cronológica. Mis metas son perseguidas por el anhelo de mi corazón, por la razón que me dicta que hay mucho por hacer y por el apoyo de quien ha decidido acamparme en la maratón de la vida.

Les dejo con estas hermosas frases de Dick y Rick Hoyt, y espero que les sean igual o más inspiradoras de lo que han sido sus vidas para mí.

«Él es el quien me ha motivado, porque si no fuese por él, yo no estaría aquí compitiendo.”

«Lo que estoy haciendo es prestándole a Rick mis brazos y piernas para que pueda estar allí compitiendo como todos los demás»

Y nunca olviden que; “La vida se trata de hasta donde quieras llegar.”

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